Qué haremos con las iguanas
Por Francisco Feliciano Sánchez
Puerto Rico se ha alborotado. La prensa ha sacado a la luz unos sensacionales reportajes sobre las iguanas que parece como si nos estuvieran invadiendo extraterrestres. No es para menos. Son horrorosamente feas, -entre comillas, porque esto de la fealdad o lindura es muy relativo-. Parecen como sacadas de la película Exterminator. Cuando adultas pueden servirle de doble a Rex, el dinosaurio. Hay mucha razón pare esto. Ellas pertenecen al suborden sauria.
La inauguración de la ruta 64 en Puerto Rico, entrando por Carolina, despejó el camino para que descubriéramos la proliferación de las iguanas en aquel sector. Sólo para que tengamos que confesar un detalle. Estas iguanas habitan entre nosotros desde hace mucho tiempo. Desde cuándo? No sabemos. Muchos dicen que sus orígenes en nuestra isla se da por la introducción de especies exóticas en el ámbito nuestro. Relacionado a este tema, se dice que es por el mercado de mascotas y otras especies en las tiendas que venden animales -léase Pet shops-. Otros vecinos del lugar señalan como razón a la abundancia de iguanas en esas fincas se debió que al cerrarse el antiguo parque-zoológico Monoloro escaparon muchas especies ante el descuido o el abandono, y se reprodujeron por el sector. Entre otras especies, posiblemente se encontraron las iguanas verdes. Todas esta razones pudieron coincidir y permitir que se regaran por el litoral, desde Carolina, Ceiba, Río Grande, Luquillo y Fajardo. Algunas han llegado al aeropuerto de Isla Verde, temerosas tal vez de que las ensarten al pincho, o esperanzadas tal vez en abordar un vuelo en la aerolínea COPA que las lleve devuelta -al menos a la panameñas- al ismo que une los dos océanos. Lo cierto es que se encuentran lo mismo en las Cabezas de San Juan en Fajardo como la parcela donde vive mi hermana en el sector Minillas, en Bayamón. Cuánto han viajado! Yo ni lo creo. Hay tanto mercader clandestino que seguro hicieron negocio por toda parte.
Las iguanas han creado un caos. También han provocado un sinúmero de alternativas para su exterminio radical del terruño borincano. Inclusive se han anunciado cacerías en masa para acabarlas. Lo que falta es que se auspicien concursos de cocina pra el mejor cocinero de la iguana. También se habla de una cruzada en beneficio de la flora y fauna nuestra. Algo así como las salidas del alcalde Chemo en búsqueda del Chupacabras.
Sin embargo, tales actividades me preocupan. No sea que haya unos chavitos federales escondidos por ahí, y en Puerto Rico cometamos el mismo crimen que se comete en Hawaii por el exterminio de una especie invasora: el coquí puertorriqueño.
Antes de que se acabe con las iguanas, debo dejar unas palabritas escritas como testimonio, no sea que cuando desaparezcan todas las epecies de la tierra, y cuando no exista eso que se llaman biodiversidad en ningún rincón del planeta, tengamos que darnos un paseíto por Panamá a ver si nos dan en calidad de préstamo una de sus iguanitas.
Las iguanas verdes -que en el ismo panameño le llaman "gallina de palo" abundan desde el hemisferio norte hasta los bosques del Brazil Por eso se aclimata estupendamente por el sector El Verde de Río Grande y en El Yunque. En eso de aclimatarse pienso en europeos españoles que llegaron a Borikén, se aclimataron como la iguana y se quedaron aquí. Qué tal si los taínos los hubiesen pasado como carne al pincho? Con esto concluyo que lo de la abundancia puede ser una exageración.
Una manera más de desviar la atención de cosas más importantes en el país. Vulevo y me reitero en mis comentarios anateriores. El mundo de los anfoibios es muy interesante para estudiar por sus implicaciones para el género humano en el planeta Tierra. Cuándo se nos acaben los anfibios, qué mundo nos puede esperar.
